[…]Entretanto corría la voz de que se habían presentado en Italia grandes tropas de cruzados. La idea, enteramente nueva, de ver a un Papa en persona a la cabeza de un ejército cruzado, era más que otra cosa a propósito para exaltar poderosamente, en los países lejanos, a las ínfimas clases del pueblo. De Alemania, de los Países Bajos, de Francia y aun de Escocia y de España, corrían muchos millares de personas a Venecia, a Roma y Ancona; y el llamamiento del Papa había conmovido a los pueblos tan profundamente, que «si los príncipes y los grandes hubieren sido los de tres siglos antes, todo el Occidente se hubiese puesto en movimiento». Pero ahora, la mayor parte de los que acudieron eran personas de las más inferiores clases de la sociedad, y con ellas iban numerosos aventureros; muchos venían sin armas ni recursos, y así se hubo de conferir al obispo de Creta el encargo de persuadir a los que eran inútiles para la guerra, que se volvieran a su patria, y tener solicitud de los que fuesen capaces de manejar las armas.
PASTOR Ludwig von, Historia de los papas, fragmento extraído de Microsoft Encarta 2007, Microsoft Corporation